Lecturas de la Misa Sábado 24 de Marzo 2012
Sábado 24 – Sábado IV de Cuaresma. Morado.
LECTURA
Lectura del Libro de Jeremías. Jer 11, 18-20
Señor, tú me has hecho ver las intrigas de este pueblo. Y yo era como un manso cordero, llevado al matadero, sin saber que ellos urdían contra mí sus maquinaciones: “¡Destruyamos el árbol mientras tiene savia, arranquémoslo de la tierra de los vivientes, y que nadie se acuerde más de su nombre!”. Señor de los ejércitos, que juzgas con justicia, que sondeas las entrañas y los corazones, ¡que yo vea tu venganza contra ellos, porque a ti he confiado mi causa!
Palabra de Dios.
Comentario
Los profetas eran hombres libres y no pertenecían a ninguna organización religiosa. Por eso mismo, sin ninguna institución detrás que saliera a respaldarlos, su sostén estaba sólo en Dios. Jeremías, como Jesús más tarde, sufrió la oposición de parte de los jefes religiosos que, anquilosados en su manera de practicar la religión, no querían recibir el mensaje renovador que traía el profeta. Entonces Jeremías acude a Dios, el único que lo mantiene firme en su situación.
SALMO Sal 7, 2-3. 9-12
R. ¡Señor, Dios mío, en ti me refugio!
Señor, Dios mío, en ti me refugio:
sálvame de todos los que me persiguen;
líbrame, para que nadie pueda atraparme como un león,
que destroza sin remedio. R.
Júzgame, Señor,
conforme a mi justicia y de acuerdo con mi integridad.
¡Que se acabe la maldad de los impíos!
Tú que sondeas las mentes y los corazones,
tú que eres un Dios justo, apoya al inocente. R.
Mi escudo es el Dios Altísimo,
que salva a los rectos de corazón.
Dios es un Juez justo
y puede irritarse en cualquier momento. R.
EVANGELIO
Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Juan. Jn 7, 40-53
Algunos de la multitud, que habían oído a Jesús, opinaban: “Éste es verdaderamente el Profeta”. Otros decían: “Éste es el Mesías”. Pero otros preguntaban: “¿Acaso el Mesías vendrá de Galilea? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David y de Belén, el pueblo de donde era David?”. Y por causa de él, se produjo una división entre la gente. Algunos querían detenerlo, pero nadie puso las manos sobre él. Los guardias fueron a ver a los sumos sacerdotes y a los fariseos, y éstos les preguntaron: “¿Por qué no lo trajeron?”. Ellos respondieron: “Nadie habló jamás como este hombre”. Los fariseos respondieron: “¿También ustedes se dejaron engañar? ¿Acaso alguno de los jefes o de los fariseos ha creído en él? En cambio, esa gente que no conoce la Ley está maldita”. Nicodemo, uno de ellos, que había ido antes a ver a Jesús, les dijo: “¿Acaso nuestra Ley permite juzgar a un hombre sin escucharlo antes para saber lo que hizo?”. Le respondieron: “¿Tú también eres galileo? Examina las Escrituras y verás que de Galilea no surge ningún profeta”. Y cada uno regresó a su casa.
Palabra del Señor.
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